la paz va más allá del silencio de las armas

Marylén Serna, vocera de la Minga de resistencia social y comunitaria, afirma que «no habrá paz sin justicia social». Para ella, el diálogo entre el gobierno y la guerrilla debe integrar las demandas populares.

¿Cuál es la posición de la Minga (1) en el proceso de los diálogos de paz entablado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC?

Marylén serna. La Minga y el Congreso de los pueblos tienen grandes expectativas, porque la guerra, las múltiples violaciones de los derechos humanos han generado un gran cansancio. Hemos hecho el desafío colectivo de buscar, contribuir, y de fortalecer una solución política al conflicto armado. Hemos manifestado no sólo nuestro apoyo sino  también nuestras exigencias. En primer lugar, todas las fuerzas insurgentes deben estar presentes en esta mesa, particularmente el Ejército de Liberación nacional (ELN). La negociación debe también implicar de manera importante el movimiento social. También hay que declarar un cese al fuego. Las comunidades siguen padeciendo a causa de la violencia. En general, el proceso de paz necesita un entorno estable para que la población, las distintas comunidades puedan participar.

¿Cómo puede la sociedad colombiana ser actora en el proceso actual?

Marylén Serna. Este es un tema bastante difícil. La sociedad colombiana está desestructurada, dividida a causa del conflicto armado pero también por la polarización de la vida política, la corrupción y la falta de legitimidad de las instituciones. El tejido social está destruido. El movimiento social no escapa tampoco a este fraccionamiento. Las organizaciones han resistido. Pero la desintegración de la sociedad ha contaminado los procesos de luchas. La agudización del conflicto armado les hizo tomar posiciones muy por debajo de lo que exigía la situación. Existe una confusión de clases con la cual jugaron aquéllos que estuvieron en el poder. Muchos estratos sociales están ahora a favor de la clase dominante. La campaña mediática fue muy dura. Su intención era desacreditar la lucha social, vinculándola sistemáticamente con la lucha armada. Estos factores, como la cooptación de personas del movimiento social por parte del gobierno, o incluso la persecución constante, son factores que amenazan un entorno propicio a la paz y la unidad. Pero estos son los desafíos a los que el movimiento social debe hacer frente.

¿Qué implica una salida política negociada del conflicto, particularmente en el plano de las reivindicaciones sociales?

Marylén serna. La paz va mucho más allá del silencio de las armas, de la desmovilización o de la participación en los espacios políticos de los rebeldes. Las luchas del movimiento social en favor de la distribución de la tierra, la salud, la educación están intrínsecamente ligadas a la paz. El desafío es cómo construir marcos comunes para que ella triunfe. El proceso de paz nos debe reunir y no dividirnos. Debemos construir un acuerdo político entre los diferentes movimientos sociales con el fin de poder participar en el proceso. Para nosotros hay varias cuestiones fundamentales: la tierra y el territorio, la movilización social, los derechos fundamentales de las personas. Sobre el primer punto, es necesario afrontar el problema de la entrada masiva de capital internacional en Colombia, lo que ha dado lugar a la expropiación y la sobreexplotación de la tierra. Por último, está el tema fundamental de la verdad, la justicia y la reparación.

Respecto a la cuestión agraria: en el otoño 2008, La Minga realizó una marcha nacional en todo el país para denunciar el Estado de excepción, y exigir el respeto de las comunidades y de su trabajo. ¿Qué pasó con este acumulado?

Marylén Serna. La Minga surgió con los objetivos de consolidar los procesos de luchas y de articular las propuestas existentes. En 2010, lanzamos el Congreso de los pueblos. Se trata de reunir las reivindicaciones históricas de las luchas sociales, y de transformarlas en mandato popular. La idea es que la población se restituya el poder desde la base. Nuestro primer congreso se centró en las lucha contra las corporaciones multinacionales y por la defensa del agua, de los páramos (ecosistema de alta montaña – N. DE LA R.), la soberanía alimentaria… Estos temas son la esencia de la problemática del pueblo colombiano. En febrero realizaremos nuestro próximo congreso en torno al tema de la paz con el fin de lograr un consenso. Sabemos que en los movimientos sociales existen distintas lecturas del conflicto y sus soluciones. Queremos abordar las cuestiones estructurales del conflicto social y armado.

¿Qué alternativas están adelantando?

Marylén Serna. Hacemos hincapié en el modelo económico. Éste creó grandes desequilibrios en la sociedad colombiana. La cuestión de la redistribución de la tierra es tan fundamental como complicada, ya que implica poner fuera del juego las multinacionales que explotan las minas en millones de hectáreas.

¿Comparte la idea según la cual hubo un cambio de rumbo con el presidente Juan Manuel Santos en relación al gobierno precedente y en especial al del ex presidente Álvaro Uribe, opositor abierto del proceso de paz?

Marylén Serna. El lenguaje y la forma son diferentes pero la esencia sigue siendo la misma: el modelo económico. Incluso se agudizó. El Presidente Santos abrió de par en par las puertas del país al capital internacional. Es una amenaza para las comunidades urbanas y rurales. Quiere promover una reforma del fuero militar [tribunal militar que permite a los militares escapar del derecho común y someterse solamente a su propia jurisdicción, N. de la T.] que favorecerá un marco jurídico de impunidad. Santos promueve este proceso de paz pero se trata de una paz sin justicia social.

¿Cree usted que este proceso de paz ha sido diseñado para garantizar los intereses económicos privados?

Marylén Serna Las empresas necesitan un país en paz, como también el Estado para desarrollar su política de feriar el país. Millones de hectáreas en concesiones no pueden ser ocupadas ni explotadas debido al conflicto armado. Se requieren nuevas condiciones. Pero, ¿quién sufragará el costo? Las poblaciones, ya que ellas deberán enfrentan la llegada masiva de las multinacionales que explotarán las tierras en detrimento de las comunidades.

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