La comunidad de Pitalito en Curumani
Desde el 25 de octubre, día del despojo, la comunidad de Pitalito se encuentra en Curumani
donde las familias ocupan dos casas situadas a 5 minutos del centro.
La noche del 25 durmieron en un albergo pagado por el despojador (sic) sin comida ni nada. Al día siguiente se fueron para una casa alquilada por una persona amiga de ellos. Allá, un joven vecino les vio tan amontonados que de corazón les presto otra casa. En las dos casas solo pagan los servicios. Improvisaron una cocina en el patio trasero de la primera casa; y según las horas del dìa, el espacio grande de la otra sirve de escuela, sala de reunión, dormitorio o sala de fiesta.
En los días siguiendo el desalojo la Defensoría se pronunció contra los hechos y vino con mercado, 8 colchonetas y carpas. La Policía regaló una carpa grande y la Alcaldía de Chimichagua vinò con colchonetas y 16 mercados pequeños. Nada más por parte del Estado. El que dió más apoyo fue el equipo jurídico.
Claro que sufren de hacinamiento y de falta de comodidades a pesar de cosas prestadas por amigos o vecinos .Pero el más grave es la falta de seguridad. Apenas instalados en Curumani, vieron aparecer muy a menudo miembros de la SIJIN cerca de las casas. Pasaban con motos y armas cortas. Después de una llamada a la Defensorìa, las rondas se hicieron menos frecuentes. Pero el domingo, a media cuadra de las casas, miembros de la comunidad reconocieron el chofer de la camioneta blanca que llevaba hombres armados cerca del campamento de Pitalito. Y por la noche del lunes se reconocío el despojador en un restaurante del casco urbano.
Sin embargo, todos los miembros de la comunidad están implicados en un proyecto de recuperación de memoria histórica en una obra creativa que reúne varios medios de expresión. Y piensan volver pronto a sus tierras. Eso si lo jurídico tomará su tiempo.
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