Teófilo Acuña y Jorge Tafur eran, al principio, solo dos caras en un afiche colgado en la sede de Congreso de los Pueblos. Compartían pared con Berta Cáceres y Camilo Torres, por lo que, sin saber nada más que eso, ya podíamos adivinar muchísimo.
Como miembros de Redher íbamos a participar en los actos de homenaje a estas dos personas en los dos años de su asesinato. Dos personas que ningunx de nosotrxs había conocido personalmente pero que en el transcurso de ese viaje íbamos a conocer a partir de la personas de quien se rodearon, porque Teo y Tafur sí siguen vivos en cada compañerx.
La vereda El Antojo, un logro de la lucha
En el primer día de conmemoración nos trasladamos des del núcleo de Tiquisio a la vereda El Antojo. Los actos de homenaje se celebraban juntamente con la primera edición de la Feria de la Panela de esta asociación panelera, una relación que no entendíamos al principio pero que se izo cabal a medida que avanzó la jornada.
Los miembros de la asociación habían pintado en los muros externos del trapiche un mural con los rostros de Teo y Jorge, en el interior se estaba confeccionando un pequeño altar decorado con caña, yuca y plátano con un auditorio de sillas a su alrededor. De pronto se prendió el trapiche y el estruendo del motor inundó el espacio. El trapiche tritura la caña para sacar de ella el guarapo. El guarapo es el puro jugo de la caña, sin ningún tratamiento, sin ningún aditivo. Lo tomamos, y su dulzor no indicó que estábamos allí, sobretodo, para celebrar la vida.
La familia de Jorge Tafur (padres y tíos) llegó a la vereda desplazados desde Sucre en 1975, de allí se trajeron la cultura de la panela y el espíritu combativo y de justicia social. Mediante la movilización de la comunidad consiguieron la creación de la escuela llevando los cuadernos de los alumnos a la alcaldía cuando esta aseguraba que tales alumnos no existían. En 1985 consiguieron la instalación de un trapiche comunitario, todavía presente, para dar oportunidades a las familias de la comunidad.
Hay un momento en que la correa del trapiche se suelta, el trapiche se para, a veces pasan cosas y los procesos se paran. Toca sacar fuerzas e ingenio para volverlos a poner en marcha. El trapiche de El Antojo ha estado parado en los últimos años, pero se ha vuelto a poner en marcha.
Cuando ya todo el mundo ha tomado asiento, entran con un sonoro “Buenos días” los niñxs de la escuela y ocupan el espacio central del auditorio, serán unos de los protagonistas de la jornada, porque la lucha de Teo y Tafur tiene también mucho que ver con ellxs.
La relevancia de un proyecto como El Antojo es especial en diferentes aspectos, por un lado representa para los jóvenes una posibilidad de desarrollo vinculado a la tierra y al margen de otras opciones especialmente nocivas como pueden ser el cultivo de la Coca o la minería ilegal. En este mismo sentido representa una esperanza para el desarrollo campesino, pone en valor y dignifica la figura del campesinado y lo hace a través de un producto íntegramente local, la caña, que junto con el arroz, el plátano, la yuca y el maíz garantizan la soberanía alimentaria de la región. Es, además, una herramienta clave para vincular los jóvenes al territorio y, por ende, dar la continuidad y crecimiento a los proyectos de la vereda.
Un legado más que vigente
En la ronda de presentaciones se hace evidente la trascendencia de los dos líderes comunitarios en relación con las organizaciones sociales, sindicales y campesinas de la región de los Dos Ríos y más allá. Además de representantes de la Comisión de Interlocución del Sur de Bolívar, Centro y Sur del Cesar, Sur del Magdalena y Procesos de los Santanderes (CISBCSC), del Coordinador Nacional Agrario (CNA) y del Congreso de los Pueblos (procesos de los que Teo y Tafur participaban), se han juntado en El Antojo representantes de la Asociación de Paneleros, la Corporación para la Educación e Investigación Popular (CEDINS), la Union Sindical Obrera (USO) la Mesa Municipal de Víctimas de Tiquisio, el Programa Desarrollo y Paz (PDPMM), además de miembros de la comunidad a título individual.
Con las intervenciones de las organizaciones se pone en evidencia la vigencia de los frentes de lucha en los que los dos líderes estaban implicados en el momento de su asesinato.
En el informe de planeación del CISBCSC se recalca la necesidad de tener protagonismo en los programas que la Agencia Nacional de Tierras y la Agencia de Desarrollo Rural están llevando a cabo en la región. En este sentido, el hecho de disponer de buenos liderazgos en la comisión se hace imprescindible. Liderazgos como los que Teo y Tafur llevaban a cabo. También en relación con la acción del actual Gobierno del Cambio, y durante el informe de coyuntura desarrollado por el el CEDINS, se pone el foco en la necesidad de seguir peleando por una Reforma Agraria Integral y Popular al servicio del campesinado y de las fuerzas productivas del país.
En el mismo informe, la comisión relata la situación que están padeciendo las familias instaladas desde hace ya treinta años en la finca Villa Doris de la vereda El Tigre. Las familias, amenazadas nuevamente de desalojo, acumulan desde hace años situaciones de violencia entre las que destaca el asesinato en 2012 del líder comunitario Jose Turizo, quien también era panelero de El Antojo. El asesinato de líderes sociales en defensa del campesinado y contra los grandes proyectos extractivos es una tónica en el país. Según Indepaz 17 líderes campesinos y reclamantes de tierras han sido asesinados en 2023, en 2022 fueron 15 entre los cuales Teo y Tafur.
Teófilo y Jorge fueron asesinados el 21 de febrero de 2022 en el corregimiento de Puerto Oculto, municipio de San Martín. Ambos acompañaban las comunidades campesinas que habían recuperado las sabanas y playones comunales del municipio frente los planes estractivistas de ganadería bufalina y palma de aceite con los que grandes propietarios comprometen el ecosistema de la región. Dichas comunidades padecían la represión violenta por parte de la fuerza pública del junto con miembros del para-militarismo. Represión que había sido denunciada públicamente por los líderes asesinados.
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La región de los Dos Rios sufre, desde hace años, el avance del para-militarismo. Esta lacra se está instaurando con un gran impacto sobre las población y sus procesos sociales con prácticas como señalamientos, retenes, desplazamientos y asesinatos selectivos. Surge en la asamblea la preocupación por la situación del municipio de Santa Rosa que había sufrido días atrás el enfrentamiento entre el Ejército y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) también denominadas Clan del Golfo. En el momento de escribir estas lineas se están denunciando nuevas agresiones por parte de las AGC y enfrentamientos armados de esas mismas con el Ejercito de Liberación Nacional. Santa Rosa es un territorio con una fuerte presencia extractivista ganadera y minera.
También hay noticias dulces
Pese a todo este hostigamiento, y como dice una pancarta que viste el espacio, “la vida en el campo no para” y se socializan nuevas iniciativas que pretenden dar impulso a la vereda, continuando con el proyecto que la familia de Jorge Tafur impulsó. Por un lado, Nelson Ceballos, miembro de la comisión y de la asociación de paneleros, manifiesta la voluntad de sacar adelante, para el año próximo, una segunda edición de la Feria de la Panela donde se puedan degustar muchos otros productos derivados de la caña y en la que participen otros productores agroecológicos de la región.
Finalmente, Delia Flor Castro, sobrina de Tafur nos cuenta sobre la próxima puesta en marcha de la nueva asociación panelera “Plenitud”. Delia nos acompaña a visitar el nuevo trapiche en construcción que se espera que pueda estar en funcionamiento próximamente. Visitamos también la escuela, instalada en su momento en los terrenos que la familia Tafur cedió para este propósito. Delia también nos cuenta que al lado de la escuela había una tienda comunitaria y que su propósito es que esta vuelva a funcionar.
Tierra, rio, pueblo
La segunda jornada de homenaje tiene un carácter mucho más simbólico. Nos embarcamos de buena mañana y recorremos el río Magdalena hasta Magangué, para visitar el panteón de Teófilo, traerle flores, leerle poemas y cantarle canciones.
Juan José Sacco, quien nos acompaña con su guitarra, es músico y líder social nacido en Tiquisio. Es él quien viste con notas y cantos los momentos más emocionantes de la jornada, con canciones comprometidas como “Que callen los fusiles” de Etni Torres o la popular “El anticipo” que despierta sonrisas y nos regala momentos de risa y complicidad.
Después de saludar y abrazar a la familia a Teo, volvemos a Tiquisio para visitar a Tafur y rendirle también homenaje. Pedro Chaparro, miembro de CEDINS e histórico sindicalista de la USO en Barrancabermeja, nos regala unos versos del poema “Quiero situarme” de Manuel Gustavo Chacón, dirigente de la USO asesinado en 1988.
Cerramos el recorrido frente a la iglesia de Tiquisio, después de la liturgia en honor a los lideres sociales y campesinos llevados por la violencia estatal o paramilitar. Inevitablemente afloran en las conversas los retos que Teo y Tafur enfrentaron, retos que siguen vigentes y que presentan desafíos inmediatos para los diferentes procesos. Plana en el ambiente una sensación de compañerismo y solidaridad, de saber que estamos juntxs en esta pelea por la tierra y por una vida digna de los pueblos.
Jorge Tafur y Teófilo Acuña, presentes.
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