4 de diciembre 2018. Por Ramiro Rivera Ángel
Hacia los años 2009 a 2011, todo cambio en una región donde sus moradores subsistían de la ganadería y de sus labores agrícolas. Eran días de paz y tranquilidad. Fue entonces cuando se anunció el Bloque Cubiro en las veredas de los Corregimientos de La Venturosa en San Luis y El Convento en Trinidad porque debajo de sus tierras había petróleo.
En ese entonces todos vimos una oportunidad de empleo, la posibilidad de tener mejores y nuevas vías, de mejor educación para nuestros hijos, la esperanza de proyectos y desarrollo para las comunidades.
Como llaneros y buenos anfitriones abrimos las puertas inicialmente a una empresa llamada Montecz, luego paso a ser Alange Energy, posteriormente Petromagdalena y Pacific, hoy llamándose Frontera Energy; llegaron haciendo estudios de impacto ambiental, luego sísmica y posteriormente exploración y hoy explotación con producciones que en momentos superaron los 15 mil barriles día.
Fue así como se empezó a citar la ya denominada Petromagdalena por el cumplimiento de las inversiones sociales, mitigación de impactos y por las compensaciones; situación que rompió ese romance compañía- comunidad por el incumplimiento, por la dilación y por los pobres ofrecimientos hacia las comunidades.
En ese entonces para un incauto campesino se nos ofrecía cualquier peso por permitir que las líneas de sísmica pasaran por los predios; que nos regalaran 5 u 8 millones a una JAC como inversión social; algunas veredas incluso recibieron sillas o cualquier migaja por esta compensación; les ayudamos, hasta, a abrir trochas con tal de que esas denominadas líneas ojala ocuparan la máxima extensión de nuestros predios. Para nosotros no existía el menor pensamiento de que esto trajera efectos negativos o menos que en cada reunión que se hacía para socializar los famosos estudios de impacto ambiental con cada firma estábamos entregando el visto bueno para que en los EIA ellos pusieran e hicieran lo que querían, este fue el PRIMER ENGAÑO.
Incluso en ellos cayeron los mandatarios locales, los personeros y los mismos Concejos, pues con ellos tenían mayor validez sus procedimientos para presentar a la ANLA. Paralelo a ello recibíamos la oportunidad de trabajar en la sísmica, de vender una comida, de recibir un ingreso, pero ellos a la vez seguían socializando y recogiendo las firmas muchas veces sin ninguna explicación para que obtuvieran la Licencia Ambiental.
Luego nos empezaron a presentar los resultados de la sísmica y a hablar de lo que hoy son los campos o pozos Cubiro, Careto, Copa, entre otros; anunciándose que vendría la perforación, una vez más socializando y nosotros firmando para que se les entregaran los PMA como ellos querían y que vendrían mayores posibilidades de empleo y compensaciones para quien en su predio saliera un pozo. Allí ya se habló por primera vez de influencia directa y nos subieron la famosa inversión social a 15 o 20 millones de pesos por cada pozo, generándose mayor expectativa en nosotros, incluso muchos llegaron a la zona a comprar un pedazo de tierra o si la teníamos la dividíamos y construíamos porque según ellos por cada propiedad tendríamos derecho a la inversión social.
Pero entonces todo empezó a cambiar, comenzaron a llegar y salir tracto mulas dejándonos polvaderas que caían sobre los potreros donde pastaba el ganado, se deterioraron las vías, no llegaban las inversiones sociales, aparecieron empresas foráneas, mano de obra que no era de la región, vertían aguas residuales al Pauto y afluentes, captaban agua de donde querían, generaban ruido a su paso, quemaban gas en sus teas, pasaban por la mitad de un colegio y nos llenaban de polvo si estábamos en la vía.
Ya cansados de la situación empezamos a conocer que existían los PMA, EIA, la Licencia Ambiental y conocimos que lo que allí rezaba era de cumplimiento a pesar de que se hicieron y socializaron sin el menor conocimiento y consentimiento de que esta era nuestra mejor herramienta.
Fue así como se empezó a citar la ya denominada Petromagdalena por el cumplimiento de las inversiones sociales, mitigación de impactos y por las compensaciones; situación que rompió ese romance compañía- comunidad por el incumplimiento, por la dilación y por los pobres ofrecimientos hacia las comunidades.
Un buen día los campesinos tomaron la firme decisión de manifestarse, de no permitir el normal pero abusivo desarrollo de activadas petroleras, generando la presencia de un endemoniado ejercito acorazado, con máscaras y vestidos de negro que descendían de helicópteros lanzando gases y aturdidores eléctricos que derrumbaban a los campesinos que entre el asombro y miedo de ese enjambre negro, pero con la verraquera de esa sangre de Nonato Pérez se resistía al ataque que cada vez acorralaba más a los pauteños.
De pronto un llanero saca su malicia indígena y manda a un niño a soltar unas vacas del ordeño por la vía donde atacaba el enjambre negro, que al verlas corriendo por la carretera abandonó el campo y perdió su primer batalla.
Luego sucedió el episodio conocido por todos, el de los jinetes que derrotaron por primera vez al ESMAD en Colombia; obligando a la compañía, Gobierno Nacional y autoridades reunirse a negociar por más de 90 días de ir y venir hasta lograr un acuerdo y reiniciar actividades.
Pero paso el tiempo, Petromagdalena mutó a Pacific; poco cumplió, negoció o vinculó a algunos líderes, a través de empresas pero la deuda quedo sin saldar, sustentando que los pozos estaban en pruebas; muchas veces entregando miserables inversiones sociales en efectivo o ganado con el objeto de silenciar los que protestaban siendo este el SEGUNDO Y MAYOR ENGAÑO, incluso esto termino con la judicialización de algunos líderes.
Finalmente las actividades de explotación y producción continuaron con casos aislados, con pasivos acumulados, con deudas pendientes, sin compensaciones ambientales y, menos la prometida inversión social.
Uno puede recorrer el Bloque Cubiro y no se ve un proyecto productivo, no se fortaleció una nueva actividad por parte de las operadoras, la malla vial cada día más deteriorada, intransitable en épocas de invierno porque su abuso hizo que esta se hundiera en la sabana. La fauna silvestre se extingue, se está desapareciendo el agua, su riqueza hídrica se contamina, nuestros campesinos no tuvieron la oportunidad de capacitarse o mejorar su nivel de educación y su sabana cada día se hace menos productiva, mayor descomposición social, se perdió la confianza, el empleo ha disminuido y apareció, incluso, la delincuencia; en conclusión nada volvió a ser como antes.
En los últimos meses aparecieron algunas personas de la comunidad reclamando el pago de compensaciones, de pasivos, ascensos laborales, oportunidades, ante lo cual, la ahora Frontera Energy con los mismos sociales de lo que fueron sus anteriores razones sociales se resiste a cumplir o dilata las negociaciones; situaciones que hicieron que estas personas se atrevieran a manifestar y obstaculizar el desarrollo de operaciones.
Ante esta situación la operadora prefiere pagar, patrocinar o apoyar para que el ESMAD haga presencia, en lugar de hacer una buena inversión o social y recuperar la confianza. Incluso ha logrado llegar a persuadir acciones del gobierno Nacional para que hoy la Fiscalía y otros entes investigativos derrochen en tecnología, tiempo, recurso humano, operativos, para judicializar u obtener pruebas que lleven a la cárcel unos pobres campesinos que todos sabemos dónde viven, que hacen, de que viven y qué peligro pueden representar para la sociedad, mientras en contraste seguimos viendo cómo se cometen otros delitos muchos más graves y apenas una fiscalía recibe denuncias.
Para nosotros todo esto tiene el objetivo de amedrantar, de asustar a la comunidad para que no se atrevan a ejercer el derecho de protestar, de manifestarse, de decir la verdad, pero mucho cuidado porque pueden estar despertando un león dormido que se puede estar levantando y generando una situación que puede llevar a que no se siga explotando este bloque por la arrogancia, la imposición de un mal vecino que dejamos entrar a la casa pero que hoy no la está acabando y que se convirtió en una plaga que quiere acabar los jinetes de careto, los lanceros de Ramón Nonato Pérez o aquellos campesinos que atropellados dos veces derrotaron al ESMAD.
*Ramiro Rivera Ángel: Médico Veterinario y Zootecnista egresado de la Universidad UDCA, exdiputado de Casanare y defensor de los intereses regionales.
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