“A los líderes sociales los matan por líos de faldas” aseveró el Ministro de Defensa

19 dic. Colombia Informa- Si no lo veo no existe, a Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa le gusta hacerse el de la vista gorda. Quiere responsabilizar a otros y tratar de disminuir la gravedad del asunto. No más le hace falta hacerse la cruz y en nombre de quien sabe que Santos y con alto cinismo decir “La tal persecución a líderes y lideresas no existe”.

Por Jorge Zalapata*. Los mismos hombres y mujeres, que se ocultan detrás de máscaras con miedo a las persecuciones paramilitares y las amenazas que han venido denunciando con anterioridad, se preguntan ¿Hasta cuándo? ¿Cuántas muertes más son necesarias para que el gobierno haga algo?

Según Villegas la inmensa mayoría de muertes de los líderes y lideresas: es fruto de un tema de vecinos, “un tema de linderos, un tema de faldas, un tema de reivindicación, un tema de pelea por rentas ilícitas” además aseveró “que uno de cada dos asesinatos tiene una explicación judicial, no hay detrás una organización que esté detrás” y haga persecución a los líderes sociales y políticos.

Los asesinatos están ligados a la usurpación de tierras de empresarios, al hostigamiento de grupos paramilitares a las comunidades, que se oponen a su vez a la implementación de los acuerdos de paz, entre ellos a la sustitución concertada y el negocio ilícito. La sistematicidad está reconocida por el sistema de las naciones unidas y el gobierno se atiene a la cifra de los 64 reportes de la defensoría del pueblo y las denuncias estandarizadas en la fiscalía. El patrón cumple con las características de quienes están siendo asesinados, la cercanía de los líderes en zonas de disputas en poblaciones rurales, gente con un largo trayecto a la vinculación social. Pero no, para el ministro de Defensa esto es casualidad.

Sin embargo, Villegas dice “yo sería el primero en denunciar la sistematicidad si yo tuviera una información de que hay una persona, una organización o una instancia dedicada a asesinar líderes sociales en Colombia, yo sería el primero en ir a decirlo.” Ya está claro porque dicen que los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros -los líderes y lideresas asesinados-.

Además, Villegas, tiene el descaro de decir “esto no fue que de pronto apareció el asesinato de líderes sociales, sino que de pronto lo que apareció fue la medición de este fenómeno…” Aunque sean cincuenta como declaró minimizando la cifra Villegas o cien y ascendiendo como declaran las organizaciones sociales, junto con las 300 amenazas de muerte ¿Dónde está la preocupación? ¿De cuánto debe ser la denominación del número para que el ministerio tome cartas sobre el asunto? Las cifras no son claras, pero la existencia de victimas está presente.

Lo preocupante no solo se remite al asunto inconcluso de la seguridad de los líderes y lideresas. Sino que el ministro de Defensa, quien con más ahínco debería estar garantizando los derechos humanos violados, haga el papel de cómplice. Es una afrenta: el silencio; la indiferencia; la negación y que minimice el tono los hechos, que en últimas termina siendo un benefactor y patrocinador de la violencia.

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