Cuando te conocí te decía que andaba en busca del hombre nuevo y tú con esa sonrisa plena, preguntaste si lo había encontrado. Hoy te digo que si, te encontré a ti, al más grande de los seres humanos que haya caminado este país, te encontramos a ti en medio de la desesperanza y nos enseñaste la esperanza, la dignidad y la libertad.
Tu hombre nuevo, tú que convertiste el fango en un bello jardín para vivir.
Tú hombre nuevo que volviste libertad todos tus actos y los nuestros.
Tu hombre nuevo que fuiste el mejor capitán en medio de la peor de las tempestades.
Tu hombre nuevo que nos salvaste del abismo, para que sigamos luchando.
Tu hombre nuevo que hizo suyo el dolor de los más pobres
Tu hombre nuevo, dulce guerrero de mil batallas, tu que nos diste el mejor de tus abrazos y apostaste tu corazón inmortal a salvar este país, este, el nuestro no el tuyo! Que
ejemplo! para nosotros, simples mortales.
¿Caminar sin ti? ¿Como se hace esto? Tendrá que ser irremediablemente apoyados en tus fuertes manos, llenas de ternura, que nos mostraron como se teje REBELDIA.
Nos toca ahora mirar el horizonte a través del libertario verde-azul de tu mirada.
Tu espíritu se quedará aquí, caminará aquí, soñará aquí, construirá aquí, luchará aquí y vencerá en cada alma que tocaste con tu inmensa TERNURA.
¡MATEO HASTA SIEMPRE!
Autor: Alberto Luna